Twitter: @LlaveDeCristal
Capitulo 7.
Estaba en el baño, con una camiseta de ropa interior y mis
pantalones a nivel de mis rodillas, al borde de la hiperventilación. Peter
estaba al otro lado de la puerta, era como se fuera un imán. Mi corazón seguí
tratando de salir hacia afuera de mi pecho, cuando el dijo que necesitaba
quitarme mis capris y que evitara usar ropa ajustada sobre la quemadura por un
tiempo. Hasta se ofreció a ayudarme a quitar el pantalón, pero eso me hizo
sentir como si fuera a vomitar otra vez. Así que en vez de eso, empecé a
menearme para quitármelos por mí misma, tratando y fallando, de mantener la
tela lejos, para que no tocara mi dañada piel.
Deslice el pantalón un poco más bajo y mordí mi labio para
tratar de silenciar un gemido.
-¿Lali? –Peter golpeo ligeramente la puerta-. ¿Estás bien?
-¡Estupendo! –dije de vuelta.
Tire los pantalones de nuevo y jadee.
-Lali, solo déjame ayudarte. Me estas preocupando.
Cerré mis ojos, tratando de pensar una manera de evitar
esto. Cojeando torpemente con mis pantalones alrededor de mis rodillas encontré
una falda con cintura elástica en mi cesto. La metí por mi cabeza y la baje hasta cubrir mi ropa interior, y
luego me senté en el inodoro. Estaba segura que mis mejillas estaban
probablemente de un tono humillantemente rojo. Ahora no podía hacer nada al
respecto.
-Bien. Entra.
La puerta se abrió lentamente, y la cabeza de Peter se asomo
por la esquina, seguida por el resto de su cuerpo. Le echo un vistazo de mi
falda arrugada, y a mis pantalones agrupados en mis rodillas.
Entonces el rio. Una estridente risa, en realidad.
-Esto es tan humillante.
¿Cómo iba a poder tener sexo con el ahora? Apretó sus labios
para contener la risa, pero la diversión seguía bailando en sus ojos.
-Lo siento. Sé que te duele. Solo que te ves tan…
-¿Ridícula?
-Bonita.
Le di una mirada honesta.
-Ridículamente bonita.
Su risa era intoxicante, y no pude evitar sonreír a
regañadientes.
-Está bien. Ahora que te has reído, ayúdame a sacarme los
pantalones –dije con el mismo sarcasmo con el que había estado apoyándome desde
que el entro.
O no capto el sarcasmo o solo no le importo, porque sus ojos
se fijaron en mi de una manera que solo podría describir como completamente
depredadora. De pronto, algo más que mi pierna estaba ardiendo.
Me miro por un momento antes de bajar los ojos y se aclaro
la garganta. Arrodillándose junto a mí y tomando mi pierna entre sus manos.
Yo ya había empezado a bajar los Capris, así que la
quemadura estaba casi cubierta. El aclaro su garganta otra vez y luego deslizo
su mano por una pierna del pantalón.
ATAQUE. AL. CORAZON.
Estaba bastante segura de que estaba teniendo uno.
Usando su otra mano bajo mis pantalones hasta debajo de mis
rodillas y me miro, aclarando su garganta otra vez, y dijo: -¿Me das tu mano? Mantén
tu mano aquí, y tira de la tela tan lejos de tu pierna como puedas. Voy hacer
lo mismo en la parte de adentro, así trataremos de sacártelo sin tocar la
quemadura.
Asentí, mientras mi mano estaba diez veces más estable que
mi corazón.
Deslizo su mano hacia arriba y afuera, sintiendo un ligero
toque que me enviaba escalofríos. El hizo lo que
dijo, aparto la tela lejos de
mi piel dañada y luego, juntos, intentamos sacar los pantalones.
No era la misión más exitosa. Esos jeans eran indecentemente
apretados, y gracias a Eugenia pase un largo tiempo encogiéndome mientras la
tela chocaba con mi piel.
-Lo siento –se disculpo como si fuera su culpa. Quería
corregirlo, pero amaba la forma en que decía “lo siento” tanto, que lo deje pensar.
Luego de un minuto o dos de una lenta y cuidadosa maniobra,
mis jeans cayeron al suelo.
Ambos reímos, de la forma en que ves a las personas en las
películas reír junto después de haber lanzado una bomba. Y cuando pare de reír,
me di cuenta que su mano seguía en mi pierna. Una mano estaba ahuecada en mi
tobillo, y la otra rozaba suavemente contra la piel alrededor de la quemadura.
Si el seguí tocándome así, me iba a derretir como un charco
aquí mismo, en el suelo.
-Um, gracias.
El pareció darse cuenta de lo que estaba haciendo y sus ojos
se movieron rápidamente a sus manos e inmediatamente sonrió, pasando la mano
lentamente por mi pierna, y luego retirándola.
-No hay problema. Ahora necesitamos que se enfrié, podríamos
dejarla bajo agua fría. –Imagine mi pierna subiéndola al fregadero o ambos
tratando de intentarlo. Mi cara me deba haber delatado, por el añadió-: O solo
poner un paño frio y húmedo, funcionara.
Le entregue una toalla de la cesta que se encontraba atrás
de mi y él se volteo al fregadero, esperando
a que el agua se enfrié antes de ponerla sobre la herida. Contuve el
aliento mientras el la puso sobre la quemadura haciendo que el frio se sintiera
bien, lo suficiente como para relajarme por primera vez desde que entramos a mi
apartamento.
-¿Mejor?
Asentí con la cabeza. –Mucho. Nunca me pondré jeans tan
ajustados otra vez.
El sonrió. –Eso sería una lástima.
Iba a tener que conseguirme un ventilador se él seguía
diciendo cosas como esas.
-Escucha –comenzó diciendo-. Lo siento, nunca debí haberte
empujado a subir a la moto.
-No es tu culpa que no sepa nada de motos.
-No puedo creer que nunca hayas estado en una moto.
-Sí, bueno, hay muchas cosas que nunca he hecho.
El arqueo una ceja. -¿Cómo cuales?
-Bueno…-juro que mis latidos sonaban como estu-pida,
estu-pida, mientras lo escuchaba en mis oídos-. Um, hasta ahora nunca había
conocido a alguien que fuer británico.
Rio, pasando sus dedos, inconscientemente, a través de su
cabello, dándome ganas de pasar los míos.
El dijo: -Por eso me besaste, ¿No? Todas las chicas
estadounidenses aman los acentos.
Trague mi sonrisa y dije: -Creo que tú eres el que me
besaste.
Se puso de pie y su
desordenado cabello rubio caía por su frente, enmarcando esos ojos diabólicos.
–Así que fui yo.
Continuara...
simplemente mas ! gabi que nuevamente ha vuelto !
ResponderEliminarjaja ah dios no paro de reir con estos dos bss noe
ResponderEliminarM
ResponderEliminarS
ResponderEliminarN
ResponderEliminarO
ResponderEliminarE
ResponderEliminarme en can taaa
ResponderEliminarmasss ♥