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miércoles, 6 de febrero de 2013

Capitulo 46.

¡Hola! ¡Me quede dormida! jaja esta es la razon por la subo tan tarde u.u Espero que les guste la adaptacion(: ¡YA MAÑANA! ¡wu wu wu!♥ No se lo pierdan solo aviso. Les adelanto algo? se sabra quien es Corin chaaaaaan, asi que piensenlo dos veces antes de perderse la novela chan chan chan.
Mariana: ¡Quisiera ser de Brasil, telo juro! Quiero ir a Rio de Janeiro u.u es uno de mis locos sueños♥ Si voy te aviso(;
Gabi: ¡Holaaaa! ¡que bueno que ya regresaste linda!(: Besoooooos
Ahora si ¡Hasta mañana linduras!
¡Les mando besitos de amours!
Twitter: @LlaveDeCristal



El amanecer del sábado, con ojos de sueño, Peter bostezó y se levantó a medias en el sofá de Candela. Alrededor de la medianoche las chicas habían decidido que él podía vigilar el apartamento perfectamente desde dentro igual que desde fuera, e insistieron en que entrara. Estaba cansado, de modo que accedió. Llevaba dos días y dos noches sin dormir mucho —habría dormido más si no hubiera tenido debajo a cierta sabihonda que insistía en menear su precioso trasero— y estaba disgustado después de haberse pasado un día entero siguiendo pistas de otro caso en el que trabajaba, que resultaron no conducir a nada, además de no haber encontrado nada en los archivos de Hammerstead. Los ordenadores aún no habían extraído nada de los nombres que habían examinado, excepto la típica multa sin pagar y unos cuantos problemas domésticos.

Para cuando llegó la medianoche, abastecidas con cerveza y chocolate, a las cuatro mujeres todavía les sobraban ganas de mucha fiesta. Agustina resultó ser una versión suavizada de Eugenia, parecida en el aspecto y en la voz, y dotada del mismo alegre sentido del humor. Hablaron hasta quedarse afónicas, rieron y lloraron, bebieron cerveza y comieron todo aquello a lo que echaron mano. Resultaba asombroso observarlas.

Trasladaron el velatorio a la cocina, y entonces Peter se tendió en el sofá. Había dormido, pero con un oído atento al ruido procedente de la cocina. No sucedió nada alarmante, excepto que descubrió que Lali cantaba mucho cuando estaba achispada.

Cuando se despertó, se percató inmediatamente de que el ruido había disminuido. De hecho había cesado del todo. Abrió en silencio la puerta de la cocina y espió. Estaban todas dormidas, respirando profundamente debido a la pesadez del cansancio y del alcohol. Rochi estaba roncando ligeramente, un sonido delicado que no llegaba a ser un ronquido como Dios manda. Tras haberse criado en una casa con cuatro hermanos y su padre, Peter sabía exactamente cómo era un ronquido en toda regla.

Lali estaba debajo de la mesa. Literalmente. Estaba hecha un ovillo con la cabeza apoyada en las manos, igual que un ángel. Peter lanzó un resoplido; aquello era una verdadera contrariedad. Probablemente había practicado dormir de aquella forma desde que era pequeña.

Candela tenía la cabeza apoyada en los brazos cruzados, como una niña de primaria. Era una niña muy dulce, pensó Peter, aunque debía de tener bastante firmeza de carácter para mantenerse en su terreno al lado de las otras. Agustina también tenía la cabeza sobre la mesa, pero con una bandeja a modo de almohada, una plana. Cuando se tiene suficiente cerveza en el cuerpo, hay muchas cosas que antes parecían ilógicas que ahora cobran sentido.

Buscó y encontró el café y los filtros, y seguidamente preparó una cafetera sin poner el menor cuidado en no hacer ruido. Las chicas seguían dormidas. Una vez que estuvo listo el café, rebuscó entre los armarios hasta dar con las tazas, y sacó cinco. Llenó cuatro tazas sólo hasta la mitad por si a alguna le temblaba la mano, pero la suya la llenó hasta el borde. Luego dijo:

—Muy bien, señoritas, hora de despertarse.

Bien podría habérselo dicho a la pared, a juzgar por el efecto que tuvo aquel anuncio.

— ¡Señoritas! —exclamó con más fuerza.

Nada.

— ¡Lali! ¡Cande! ¡Rochi! ¡Agustina!

 Candela levantó la cabeza unos centímetros y lo miró con ojos turbios, y acto seguido volvió a dejar caer la cabeza entre los brazos. Las otras tres ni se movieron.

Una ancha sonrisa se extendió por su rostro. Supuso que podía sacudirlas un poco para que se despertasen, pero eso no resultaría muy divertido. Lo divertido fue buscar una cacerola y una cuchara metálica y ponerse a armar ruido observando cómo las cuatro despertaban de un salto con ojos como platos. Lali se golpeó la cabeza contra la mesa y chilló:

— ¡Hijo de puta!

Con la misión cumplida, Peter distribuyó las tazas de café, y en el caso de Lali se agachó para entregarle la suya. Lali estaba sentada bajo la mesa, frotándose la cabeza y mirándolo con cara de pocos amigos. Dios, cuánto quería a aquella mujer.

—Vamos, poneos las pilas —le dijo al grupo en general—. El funeral dará comienzo en apenas cinco horas.

— ¿Cinco horas? —gruñó Candela—. ¿Estás seguro?

—Estoy seguro. Eso quiere decir que tenéis que estar en la funeraria dentro de cuatro horas.

—Ni hablar —declaró Rochi, pero logró tomar un sorbo de café.

—Tendréis que curaros la borrachera...

—No estamos borrachas —dijo una voz de debajo de la mesa.

—... comer algo, si podéis, ducharos, lavaros el pelo, lo que tengáis que hacer. No tenéis tiempo para quedaros sentadas debajo de la mesa a gruñir.

—No estoy gruñendo.

No, aquello era más bien un bufido. Tal vez un poco de sexo medicinal le suavizase el humor... si es que él llegaba vivo al final. Por el momento, sabía más o menos cómo se sentía el macho de la mantis religiosa cuando se aproximaba a la hembra, sabedor de que el sexo iba a ser estupendo pero que después iban a arrancarle la cabeza.

En fin. Había cosas por las que merecía la pena perder la cabeza.

Agustina se puso de pie con piernas temblorosas. Llevaba la marca del borde de la bandeja en la cara. 
Tomó un poco de café, se aclaró la garganta y dijo:

—Peter tiene razón. Tenemos que empezar a movernos, de lo contrario llegaremos tarde.

Un esbelto brazo surgió de debajo de la mesa sosteniendo una taza de café vacía. Peter captó la indirecta y la rellenó de líquido. Acto seguido el brazo se replegó.

Dios mediante, podría desear pasar con ella unos cuarenta o cincuenta años. Daba miedo. Lo que daba más miedo aún era que le gustaba la idea.

Rochi se terminó el café y se levantó para repostar, con el fin de poder funcionar. Dijo:

—Está bien, podré hacerlo. Permitidme que haga pis y me lave la cara, y estaré lista para irme a mi casa conduciendo. —Tropezó mientras avanzaba por el  breve pasillo, y hasta la cocina llegó un quejido repentino—: ¡Dios, no puedo creer que haya dicho a Peter que tengo que hacer pis!

Quince minutos después Peter las tenía a todas en fila, incluida Lali, todas mirándolo ceñudas.

— ¡No puedo creer que nos hagas esto! —le soltó ella, pero sopló obediente por el analizador de alcoholemia.

—Soy policía. De ningún modo pienso permitir que conduzcáis hasta haber comprobado que estáis bien. —Observó la lectura del aparato y sonrió al tiempo que sacudía la cabeza—. Menos mal que estoy yo aquí, nena, porque no vas a ir conduciendo a ninguna parte. Estás ligeramente por encima del límite.

— ¡No es cierto!

—Sí lo es. Vamos, bebe un poco más de café y guarda silencio mientras examino a las demás.

Agustina estaba bien. Rochi también. Candela lo estaba apenas.

— ¡Has hecho trampa! —acusó Lali con expresión borrascosa.

— ¿Cómo diablos voy a hacer trampa? ¡Has sido tú la que ha soplado!

— ¡Entonces es que está mal! No funciona. Todas hemos bebido de lo mismo. ¿Cómo voy a estar yo por encima del límite si ninguna más lo está?

—Ellas pesan más que tú —explicó Peter con paciencia—. Cande está cerca del límite, pero dentro de lo legal. Tú, no. Yo te llevaré a casa.

Lali puso cara de niña enfadada.

— ¿Qué coche vamos a dejar aquí, el tuyo o el mío?

—El tuyo. Que parezca que Candela tiene compañía, por si a alguien le da por mirar en el aparcamiento.

Aquel razonamiento la convenció. Todavía ponía mala cara, pero al cabo de un minuto dijo:

—Está bien.

Con sólo unos cuantos contratiempos más, Peter consiguió meterla en el todoterreno, donde rápidamente se echó a dormir otra vez. Se despertó lo bastante para entrar en la casa de él por su propio pie, pero se quedó mirándolo ceñuda cuando él abrió el grifo de la ducha y empezó a quitarse la ropa y luego a desvestirla a ella.

— ¿Tenías la intención de lavarte la cabeza? —le preguntó.

—Sí.

 —Bien. Entonces no te importará que haga esto. —La levantó y la metió en la ducha, directamente debajo del chorro de agua. Ella tosió y escupió, pero no forcejeó. En cambio dejó escapar un gran suspiro, como si el agua le produjera placer.

Una vez que tuvo el pelo enjabonado y aclarado, dijo:

—No estoy de buen humor.

—Ya me he dado cuenta.

—Siempre estoy irritable cuando no he dormido lo suficiente.

—Oh, ¿es ése el problema? —replicó Peter secamente.

—En gran parte. Por lo general me pongo muy contenta después de haberme tomado unas cervezas.

—Anoche estabas contenta. Pero esta mañana ya es otra historia.

—Tú crees que tengo resaca. Pues no. Bueno, un poco de dolor de cabeza, pero no mucho. Que esto te 
sirva de advertencia por si esta noche vuelves a impedirme dormir.

— ¿Que yo te he impedido dormir? ¿Yo? —repitió incrédulo—. ¿No eres la misma mujer que ayer me sacó a empujones de un profundo sueño a las dos de la madrugada?

—No te di ningún empujón. Más bien boté encima de ti, pero no te di ningún empujón.

—Conque botaste —repitió Peter.

—Estabas empalmado. No podía desperdiciar aquella erección, ¿no?

—Podrías haberme despertado «antes» de empezar a no desperdiciarla.

—Mira —dijo Lali exasperada—. Si no quieres que la use, no te tumbes de espaldas con ella sobresaliendo de esa forma. Si eso no es una invitación, no sé qué es.

—Estaba dormido. Esas cosas suceden por sí solas. —De hecho, en aquel preciso instante estaba sucediendo lo mismo por sí solo. Lali notó que la pinchaba en el estómago. Bajó la vista... y sonrió. Fue una sonrisa que hizo que sus testículos se tensaran de miedo.

Con un resoplido de desdén, Lali se volvió de espaldas e hizo caso omiso mientras terminaba de ducharse.

— ¡Eh! —dijo Peter para atraer su atención. Su tono era de alarma—. No irás a dejar que se desperdicie esta vez, ¿no?

9 comentarios:

  1. jajajaja estuvo muy gracioso espero el de mañana bss noe

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  2. Aaaaaah asi nos dejas???jajajaja maaaas

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  3. Y no te das una idea de lo que me gustaria ser argentina jajajaja besos /Mariana

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  4. Aaaah no sabes!!me di cuenta q fui la visitante número 10000 , jajajaja que lindo /Mariana

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  5. jajajaja lo q le hace lali al pobre chico
    me encanta la novelaaaaaaaaaaaaaaaaa
    besos

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  6. Despertateeeeee!!!seguro te dormiste hoy tbien jaja

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  7. ahhh linda gracias por tu mensaje!
    me encanta la trama espero el cap de hoy después
    de tanta promoción jiji
    ya quiero saber si descubren de una buena vez a corin maaaaaaaaaaaaaas
    poooooooooooorfavoooooooooooooooooor
    DESPIERTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAaaa
    saludosss gabi ;)

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  8. heeey estas? que pasoo?espero que lo que sea lo soluciones prontooo!
    saludos gabi

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