Vistas de página en total

sábado, 26 de enero de 2013

Capitulo 35.

¡Buen Sabado chiquillas! Si, se confundieron eh(; ¡les dije les dije! Bueno vallan pensando, imaginando chan chan chan, pasan mas cosas al transcurso de la novela eh, este Corin esta loquisisisimo, asi que el capitulo de ayer es solo el comienzo de toda su locura! Gracias por firmar lindas, voy haber si subo otro mas tarde, pero seria cuando termine la tarea u.u aun no se, veremos.
¡Les mando besitos de amor!
Twitter: @LlaveDeCristal



Resultaba asombroso, pensó Lali a la mañana siguiente, cuando tomó el ascensor de la empresa, que su mundo pudiera verse tan alterado mientras que la mayor parte de la gente que trabajaba en Hammerstead no se sentía afectada por la muerte de Eugenia. Por supuesto que Cande y Rochi estaban tan afligidas como ella, y que la gente del departamento de Eugenia estaba entristecida e impresionada, pero la mayoría de las personas con que se tropezó o no lo habían mencionado en absoluto o habían dicho algo así como: «Sí, ya me he enterado. Es horrible, ¿verdad?».

Naturalmente, los locos de los ordenadores no se veían afectados por nada que no tuviera que ver con gigabytes. Aquella mañana, el cartel del ascensor rezaba: RECIENTE COMUNICADO DE PRENSA DEL MINISTERIO DE SANIDAD: LA CARNE ROJA NO ES NOCIVA. LOS RESULTADOS DE LOS ANÁLISIS EFECTUADOS DEMUESTRAN QUE LO QUE ES NOCIVO ES LA CARNE DE COLOR VERDOSO.

Dado que aquello de la carne de color verdoso sonaba al contenido habitual del frigorífico del informático medio, probablemente el cartel poseía un profundo significado personal para la mayoría de ellos, pensó Lali. Si fuera cualquier otro día, se habría reído; pero hoy no podía ni siquiera esbozar una sonrisa.

Rochi y Cande tampoco habían trabajado el día anterior. Se habían presentado en casa de ella poco después de las ocho de la mañana, con los ojos en su mismo estado. Ana había cortado más rodajas de su pepino y luego se puso a preparar más tortitas, lo cual resultó tan consolador para sus amigas como lo había sido para Lali.

Ana no conocía a Euge, pero se mostró dispuesta a escuchar hablar de ella, lo cual hicieron durante todo el día. Lloraron mucho, rieron un poco, y perdieron un montón de tiempo proponiendo teorías sobre lo que había sucedido, ya que era innegable que Bruck estaba fuera de toda sospecha. Sabían que no iban a darse de bruces con la Verdad, pero servía de ayuda hablar de ello. La muerte de Eugenia resultaba tan increíble que sólo hablando de ella una y otra vez pudieron aceptar poco a poco el hecho de haberla perdido para siempre.

Por una vez, no llegó temprano. El señor deWynter ya estaba allí, e inmediatamente le dijo que acudiera a su despacho.

Lali suspiró. Era la encargada de las nóminas, pero desgraciadamente aquel puesto no entrañaba poder alguno, tan sólo responsabilidad. Al marcharse del trabajo el lunes por la mañana y no haber trabajado hasta el jueves, había dejado la empresa un tanto coja. DeWynter debía de haber sudado lo suyo, sin saber si lograrían tener todo terminado a tiempo; la gente tendía a volverse irrazonable cuando no le llegaba el cheque de la paga en el momento debido.

Lali estaba preparada para aceptar las críticas del jefe, por eso quedó perpleja cuando él le dijo:

—Quiero que sepa cuánto siento lo de su amiga. Es un suceso verdaderamente horrible.

Lali había jurado que aquel día no iba a llorar en el trabajo, pero la inesperada comprensión de deWynter estuvo a punto de hacerla caer. Parpadeó para contener las lágrimas.

—Gracias —respondió—. En efecto, es horrible. Y yo quisiera pedirle disculpas por haberme ido del departamento el lunes sin más...

DeWynter movió la cabeza en un gesto negativo.

—Lo entiendo. Hicimos varias horas extra, pero nadie se ha quejado. ¿Cuándo está previsto el funeral?

—Aún no se ha organizado. La autopsia...

—Oh, por supuesto, por supuesto. Le ruego que me diga cuándo va a tener lugar; en Hammerstead hay mucha gente a la que le gustaría asistir.

Lali lo prometió con un asentimiento de cabeza y escapó de vuelta a su mesa y a la pila de trabajo que la aguardaba.

Sabía que iba a tener un día duro, pero no había esperado que lo fuera tanto. Gina y todas las demás chicas de su departamento tenían que darle sus condolencias, naturalmente, lo cual estuvo a punto de hacerla llorar otra vez. Como no llevaba encima un pepino, tuvo que pasarse el día entero contrayendo las lágrimas.

 Sin haberlo planeado, Rochi y Cande se presentaron a la hora del almuerzo.

— ¿Vamos a Railroad Pizza? —preguntó Rochi, y todas se subieron al coche de Rochi para dirigirse a comer.

Acababan de servirles las pizzas vegetarianas cuando Lali recordó que no les había contado la llamada del maniático que había recibido justo antes de que llegasen ellas el día anterior.

—Por fin he recibido una de esas llamadas que preguntan « ¿Cuál de las cuatro eres tú?».

— ¿A que son horripilantes? —Cande mordió la pizza con entusiasmo. Su encantador rostro parecía haber envejecido diez años en los dos últimos días—. Teniendo en cuenta que las demás hemos recibido por lo menos dos llamadas de ésas, me sorprende que ese individuo haya tardado tanto en llamarte a ti.

—Bueno, mi contestador tiene llamadas de muchas personas que han cortado nada más descolgar, pero supuse que se trataba de periodistas.

—Probablemente. Dios sabe que todas hemos recibido montones de ésas. —Rochi se frotó la frente—. Le cabeza me va a estallar. Creo que anoche por fin me derrumbé al llegar a casa, y lloré sin parar. Pablo...

Lali levantó la vista.

—Sí, ¿cómo está la cosa con Pablo? ¿Todavía duerme en un motel?

—No. El lunes por la mañana, cuando nos enteramos de lo ocurrido, estaba en el trabajo, pero había llamado varias veces y me había dejado mensajes, y esa noche regresó a casa. Supongo que la situación sigue estando en el aire. Con esto de Euge, no tengo ganas de pelear con él. No ha dicho gran cosa, pero... también ha sido considerado. A lo mejor tiene la esperanza de que yo lo olvide todo. —Dio un bocado casi agresivo a la pizza.

—A mí me parece que no hay muchas posibilidades de que suceda eso —comentó Lali secamente, y Cande sonrió.

—No en esta vida —dijo Rochi—. Pero vamos a hablar de algo interesante, como Peter —Hubo un destello de malicia en sus ojos—. No me creo que pensaras que ese borracho tan sexy se dedicara a traficar con drogas.

Lali descubrió que ella también era capaz de sonreír ese día.

— ¿Qué puedo decir? Lo arregla muy bien. Deberíais verlo cuando va con ropa vieja y sucia, sin afeitar, y está de un humor de perros.

—Esos ojos verdes... En fin. —Cande se abanicó con la mano—. Además, tiene unos hombros más bien impresionantes, por si no te has fijado.

Lali se abstuvo de decir que se había fijado en todo lo que concernía a Peter. Ellas no tenían por qué conocer el episodio de la ventana de la cocina. Era curioso que les hubiera regalado casi a diario contándoles historias de sus displicentes encuentros con él cuando todavía creía que era un miserable borracho, y sin embargo cuando las cosas empezaron a ser más personales entre ellos hubiera dejado de hablar de él.

—Él también está loco por tus huesos —agregó Rochi —. Ese hombre está deseando comerte viva, te lo digo yo.

—Puede —contestó Lali vagamente. No quería hablar de lo mucho que ella deseaba comerlo vivo a él, ni lo cerca que habían estado ya de hacer el amor.

—No hace falta ser vidente para saber eso —dijo Cande a Rochi en tono irónico—. Él mismo vino y lo dijo tal cual.

Rochi se echó a reír.

—Así fue. No es nada tímido, ¿verdad?

No, la timidez no era precisamente un atributo de Peter Lanzani. Descarado, presuntuoso, arrogante, inteligente, sexy, amable... Aquéllos eran apelativos que lo describían perfectamente. Pero dudaba que tuviera ni un solo gen de timidez en el cuerpo, gracias a Dios.

En aquel momento sonó el teléfono móvil de Rochi.

—Probablemente será Pablo —dijo suspirando mientras lo sacaba de su bolso. Abrió la lengüeta y pulsó el botón de contestar—. ¿Diga?

Lali observó cómo su semblante se tornaba de color rojo.

— ¿Cómo ha conseguido este número? —exclamó Rochi, y apretó el botón de desconexión—. Hijo de puta —murmuró al tiempo que volvía a guardar el móvil en el bolso.

—Deduzco que no era Pablo —dijo Lali.

—Era ese chiflado. —La voz de Rochi temblaba de rabia—. Me gustaría saber cómo ha conseguido mi número de móvil, porque no suelo dárselo a nadie.

—A lo mejor hay un servicio de información para números de móviles —comentó Candela.

—La factura está a nombre de Pablo, no al mío, por eso me extraña que sepa que yo soy la que lleva encima el móvil.

— ¿Qué te ha dicho? —preguntó Lali.

—La mierda de siempre: « ¿Cuál de las cuatro eres tú?». Luego ha dicho «Eugenia». Sólo el nombre. Maldita sea, este tipo actúa de forma enfermiza.

Lali dejó su trozo de pizza en el plato. De repente sintió frío por todo el cuerpo y se le erizó el vello de la nuca. Dios santo, ¿y si aquellas llamadas tuvieran algo que ver con el asesinato de Eugenia? Tal vez fuera una idea absurda, pero tal vez no. A lo mejor se trataba de algún pirado que las odiaba a muerte por lo de la Lista, y ahora iba tras ellas de una en una...

12 comentarios:

  1. Me gusta todo este mistério en tu nove, lá hace ser distinta d las otras /Mariana

    ResponderEliminar
  2. Suerteee en las tareas y terminalas pronto jaja te espero

    ResponderEliminar
  3. sii maraton porfas!
    al fin alguien se dio cuenta de lo que ocurria!!espero el proximo
    saludos gabi

    ResponderEliminar
  4. Me dio un poco de miedo el final del capitulo espero más

    ResponderEliminar
  5. Que se quede en la casa de peter para que la proteja jaja

    ResponderEliminar
  6. ohhhhh asta que se dio cuenta lali bss noe

    ResponderEliminar